viernes, 8 de enero de 2016

Sant Antoni del Porquet

En enero del 2015 se presentó en el MUMA
A pesar de su escasa calidad artística se aprobó que su intervención corriera a cargo del Ayuntamiento, puesto que los motivos que justificaban dicha intervención eran de peso: se trataba de la titular de una fiesta declarada BIC (Bien de Interés Cultural), así como una de las escasas tallas que se salvaron de la Guerra civil de 1936.


El trabajo que se irá publicando en fases ha sido fruto de la paciencia de la restauradora municipal, así como de la investigación llevada a cabo mediante la colaboración con el Hospital de la Ribera y el Instituto de la Ciencia de los Materiales.
Al intercambiar opiniones con la restauradora recalca lo orgullosa que se siente de este trabajo en concreto, puesto que ha tenido la oportunidad de indagar muy a fondo en la técnica y los materiales de la talla, cosa que resulta bastante complicada por la escasez de presupuesto.

El MUMA es uno de los pocos museos que actualmente cuentan con restauradores/as en plantilla (Mónica Ibáñez ocupa la plaza en propiedad de Ayudante de Museo desde el año 2010), y esto ha sido posible a la preocupación del Ayuntamiento de Alzira por la salvaguarda del Patrimonio Local.

BREVE RESEÑA HISTÓRICA 

Procesiones y doseles. La fecha más antigua de la que se tiene constancia, aunque se sabe que esta fiesta se celebraba con anterioridad de manera intermitente, se remonta al 6 de abril de 1789. Será a partir de 1809 cuando se festejará de manera continuada.
Posiblemente sobre 1811 se talló la imagen, sufragada por los vecinos de la calle del Fosar y un tal Saboret Bort, vecino de la calle Hort dels frares.
La fiesta religiosa se celebraba en la iglesia de san Agustín hasta 1933. Tras la guerra civil española se trasladó a la capilla de las monjas de la Beneficencia, pero debido a una reforma de ampliación del colegio en 1973, pasó a celebrarse definitivamente en la parroquia de San Juan Bautista, donde sigue actualmente.


Las hogueras constituyen una nueva aportación a la fiesta, formando parte de la tradición; del mismo modo las mujeres solteras y las niñas pasaban a tocar la campanilla del santo para encontrar novio. También se incorpora la costumbre de sacar a los animales en la procesión para obtener la bendición de san Antonio, su patrón.
En 1936, por miedo a su destrucción durante la contienda bélica, la talla es escondida por Consuelo Sifre Gómez, (según tradicional oral escondida dentro de una tinaja, tapada con tierra y estiércol). Tras la guerra, debido a las malas condiciones en las que se encontraba oculta, se tiene que reconstruir. Es la primera noticia que se tiene de una intervención.
El proceso de restauración nos ha revelado que ha habido, al menos, siete intervenciones en la talla: la mayoría son repolicromías; otras repintes puntuales y un par de reconstrucciones volumétricas importantes.



Dosel. Año 1928




Procesión. Año 1926.







Doseles y procesiones

BREVE RESEÑA ICONOGRÁFICA



San Antonio Abad es el patrón de las enfermedades de la piel: quemaduras, llagas, etc. Había una enfermedad, el "fuego de San Antonio" o ergotosis, particularmente dolorosa y grave, pues podía producir gangrena y la muerte del enfermo. Este mal se trataba con grasa de cerdo sobre las llagas. El hospital mercedario de la Orden criaba cerdos para tal fin. Estos animales gozaban de privilegios parecidos a los de las vacas sagradas de la India: campaban por donde querían y no podían ser tocados. Para distinguirlos se les colgaban unas campanillas que indicaban su destino. En algunos lienzos se representó al cerdo que acompaña al santo protector, como símbolo de sus poderes curativos. En algunas manifestaciones artísticas el santo mira al cielo, del que procede en última instancia la curación.


Zurbarán realizó un magnífico lienzo con el tema de San Antonio, pintando a un creíble anciano con su hábito marrón y blanco, apoyado en un cayado por efecto de la ancianidad e intercediendo entre Dios y los enfermos que acudían a pedir su protección. Su figura destaca gracias a los dos "telones" oscuros que le enmarcan, en forma de vegetación. La línea del horizonte, por otro lado, está muy baja, lo que resalta la silueta del santo varón contra el cielo de color claro.

Esta técnica fue muy usada por Zurbarán y otros pintores como el valenciano Ribera.
Aunque la relación con San Antonio Abad (17 de enero) se dice provenir de una aparición ligada a la fundación de los monjes antonianos, como siempre, la cosa es más “terrenal”, y luego espiritualizada. 

Todos los enfermos de este mal presentaban fiebres altísimas (fuego), que eran causantes de visiones extrañas y alucinaciones, convulsiones… dando a entender, en una mentalidad primitiva y preñada de lo religioso, que era una enfermedad diabólica. Eso y que normalmente aparecía a inicios de año, coincidiendo con la festividad de San Antonio, santo tentadísimo por el diablo, lo convirtió en el patrono de este mal. Es muy probable que la costumbre de repartir panes, pasteles, coquetas, rollos, etc., el 17 de enero venga de ahí, de la necesidad de “sanar o proteger” a las personas con un pan elaborado de otra manera y bendecido previamente. La costumbre de hacer hogueras está relacionada, por un lado el hecho de calentarse en invierno, quemar los utensilios y ropas de los enfermos (en algunos sitios en las hogueras aún hoy en día se ponen trastos viejos de las casas), y por otro lado, lo espiritual, del fuego purificador. 
Los primeros antonianos vestían hábito negro y letra tau azul en el pecho y eran laicos hasta que en el 1218, hicieron los votos monásticos. En 1297, tomaron la regla de San Agustín y elaboraron sus propias constituciones. Era una orden caballeresca, dedicada al cuidado de los pobres y enfermos. Se dice que los primeros caballeros partieron a Bizancio para traer a Europa el cuerpo de San Antonio Abad que se veneraba allí desde que fuera descubierto en el desierto. Dichas reliquias fueron instaladas en la ciudad de Viennois, que se convirtió en el centro de la propagación de la asistencia al “mal de San Antón”. La orden se extendió por Francia, España e Italia, y finalmente desaparecieron asumidos por los Canónigos Regulares de San Agustín. Con el tiempo surgió la leyenda de una orden monástico-guerrera, fundada en el 370 por Juan, Rey de Etiopía, para luchar contra los arrianos. San Basilio Magno (2 y 30 de enero, y 14 de junio) le habría dado las constituciones y ya desde los inicios llevaban la tau azul rodeada de un hilo de oro. Esta leyenda será posteriormente incorporada a la historia de la Orden Antoniana, como signo de su antigüedad y su unión con el mismo San Antonio (no hay que alarmarse, los carmelitas llevaron su origen más lejos, hasta el profeta San Elías). Hasta el siglo XVII esto se tuvo por veraz e indiscutible (aquí también los carmelitas lo llevaron más lejos, hasta el siglo XX), pero es sólo un relato fantástico. Como final, añadir que, desde estas épocas se comienza a vestir las imágenes de San Abad con la tau y el escapulario azul; es una manera de vincular al Santo con ellos (como suele suceder: no ellos al Santo, sino al revés). Con el tiempo el hábito pasaría a ser blanco y la capa marrón, pero progresivamente.
  

Anónimo. S.XVI Juan de Juni. 1547             Salzillo. 1746
Juan de Abreu. 1872      Ramon Amadeu  S.XIX      Anonimo                  
S XIX


Agradecimientos: 

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Ana Auñón Gestor Cultural y Critico de Arte